SAN AGUSTÍN Y LA FE

Dado que nos encontramos en el Año de la Fe y hace tan sólo unos días celebrábamos la festividad de San Agustín, no me resisto a recordar alguno de los muchos escritos de uno de los más grandes padres de la Iglesia sobre este tema.

La vida de San Agustín, Obispo de Hipona y Doctor de la Iglesia, fue una búsqueda continua de la verdad, que encontró tras un largo proceso a los treinta y tres años en el cristianismo, tal y como nos relata en su libro “Confesiones”.
Desde el momento de su conversión no hizo otra cosa que dar una visión filosófica de la fe con la que se había comprometido en “espíritu y en verdad”.


LA FE NO ES CIEGA

“En vano oiríamos predicar cosas verdaderas si la fe no revistiese de piedad nuestro corazón antes de que la razón crítica nos haga ver que son falsas esas ficciones que abrigamos. La razón nos avisa desde fuera, mientras la verdad nos ilumina interiormente. La fe desempeña el papel que a ella le toca, y, gracias a esa preparación, la razón subsiguiente encuentra alguna de las verdades que buscaba. Luego a la razón falsa hay que interponerle, sin duda alguna, no sólo la razón verdadera, que nos hace entender lo que creemos, sino también la fe misma que tenemos en lo que no entendemos.
Mejor es creer lo que es verdadero, aunque todavía no lo veas, que pensar que ves lo verdadero cuando es falso. También la fe tiene sus ojos; por ellos ve en cierto modo que es verdadero lo que todavía no ve, y por ellos ve con certidumbre que todavía no ve lo que cree. En cambio, quién a través de la verdadera razón comprende lo que tan sólo creía, ha de ser antepuesto a quien desea aún comprender lo que cree. Finalmente, quién ni siquiera desea entender y opina que basta creer las cosas que debemos entender, no sabe aún para qué sirve la fe, ya que la fe piadosa no quiere estar sin la esperanza y sin la caridad. El creyente debe creer lo que todavía no ve, pero esperando y amando la futura visión”.
SAN AGUSTIN “Cartas 120,2.8”

Beatriz Gandulla