domingo, 12 de octubre de 2014

OCTUBRE, MES DEL ROSARIO


“El rosario es una escalera para subir al cielo” (San Juan Pablo II; 29/10/1979)
La Iglesia Católica celebra el mes de octubre como mes del Rosario, por lo que vamos a intentar hoy conocer un poco su origen y su historia.

Son muchos los Papas que han sido devotos del rezo del rosario y es ésta una devoción que el pueblo cristiano ha venido realizando como muestra de fervor a la Santísima Virgen desde hace siglos.

“El rosario o salterio de la bienaventurada Virgen María es un modo piadosísimo de oración y plegaria a Dios, modo fácil al alcance de todos, que consiste en alabar a la Santísima Virgen repitiendo el saludo angélico por ciento cincuenta veces, tantas cuantas son los Salmos del salterio de David, interponiendo entre cada decena la oración del Señor, con determinadas meditaciones que ilustran la vida entera de nuestro Señor Jesucristo”. Así lo definía en la que es considerada la mejor definición del rosario el Papa Pío V (1566-1572) en la bula Consueverunt de 1569.

El rosario, en su nacimiento, está ligado al rezo diario de los 150 salmos bíblicos de Salomón por los monjes en su liturgia de las horas. Los monjes que no sabían leer, así como los laicos devotos, no tan instruidos, sustituían el salterio por el rezo de ciento cincuenta padrenuestros o avemarías, iniciándose así el rezo del rosario, muy similar el de entonces al que ha llegado a nuestros días.

Fue en el siglo XI en Irlanda cuando se estableció la costumbre de realizar nudos en un cordel para contar las avemarías que rezaban sin perder la cuenta, siendo los misioneros irlandeses los que propagaron esta costumbre en Europa.
El periodo histórico en el que se desarrolla el rosario y adopta su forma definitiva ocupa desde los siglos XII al XVI, siendo el primer impulsor del mismo el santo sacerdote español, Santo Domingo de Guzmán (1770-1221) fundador de la Orden de los Predicadores, más conocidos como dominicos, a quien, según la tradición católica, en 1208, estando volcado en la conversión de los herejes albingenses, en el sur de Francia (que entre otras cosas negaban que María es la Madre de Dios), se le apareció la Virgen portando un rosario en sus manos y enseñándole su rezo.

No es esta la única vez en que la Virgen se ha aparecido incentivando el rezo del rosario, siendo las más conocidas las apariciones de Fátima a los tres pastorcitos, a los que, en su tercera y última aparición, María accedió a revelar su identidad con estas palabras:" Soy la Señora del Rosario".

Pero, ¿ cuándo se instituyó la fiesta y por qué en el mes de octubre?

Nos tenemos que remontar a la famosa batalla de Lepanto (7 de octubre de 1571) en la que los cristianos vencieron a los musulmanes que controlaban el Mediterráneo y preparaban la invasión de la Europa cristiana. Aquella victoria fue atribuida a la Madre de Dios, pues, según parece, las tropas rezaron el rosario con gran devoción antes de entra en batalla.

El Papa Pío V instituyó entonces la fiesta en tan señalado día, el 7 de octubre, como Nuestra Señora de las Victorias, cambiando el nombre Gregorio XIII un año después por el de Nuestra Señora del Rosario.

Fue su santidad León XIII (quien escribió doce encíclicas referentes al mismo) el que consagró definitivamente el mes de octubre al rosario e insertó el título de “Reina del Santísimo Rosario” en la Letanía de la Virgen.
Ya en el siglo XX, San Juan Pablo II, Papa mariano donde los haya, incluyó entre los Misterios tradicionales del Rosario, Gozosos, Dolorosos y Gloriosos, un cuarto grupo, los Misterios Luminosos, quedando así completada toda la contemplación de la vida de Jesús en y por María, de su infancia, de su vida pública de adulto, de su pasión, muerte y resurrección.


Y termino con las palabras de San Juan Pablo II a los jóvenes en su visita a España en 1982: “hoy os entrego idealmente, también a vosotros, queridos jóvenes, el rosario. ¡A través de la oración y la meditación de los misterios, María os guía con seguridad hacia su Hijo!”

Beatriz Gandulla

miércoles, 2 de abril de 2014

Y LLEGÓ LA PRIMAVERA.....



Y, piano, piano, poquito a poco, se nos coló la primavera por la ventana….y con ella la certeza de la cercanía de esos días que para los cofrades, para todos los que amamos este mundo, la SEMANA SANTA, así, con mayúsculas, constituyen la semana más grande del año, esa en que todo nos huele a incienso, a cera, y en nuestra ciudad, a mar……

Esos días precedidos de preparativos, de montajes, de limpieza, de ensayos, de conciertos, vía crucis y pregones….
Esos días en que nuestro mayor afán es proclamar nuestra fe haciendo catequesis en las calles, mostrando al mundo cómo Cristo murió y resucitó por nosotros, acompañándole, con nuestras túnicas y capirotes, con nuestras mantillas , velas y rosarios, o siendo sus pies , en nuestras estaciones de penitencia.

Contamos ya los días que faltan ,aunque en realidad hace mucho que los venimos contando, para que llegue ese Domingo de Ramos que dará inicio , una vez más, a una semana, a tan sólo siete días en los que, con la primera luna llena de la primavera, nuestra espera de todo un año toma sentido….


Parece que es la hora y no es la hora.
Parece que está todo, y algo falta.
Parece que la alcanzo y es más alta.
Parece que se acerca, y se evapora.
Parece que amanece, y es la aurora.
Parece que es su voz, me sobresalta,
y siento que algo huye, algo salta
Como una luz esquiva y brincadora.
Pero sigo esperando, que a mi modo,
en ese hueco de esperarla, todo
me sabe a la alegría del reencuentro.
Si en mi pulso ya late su latido,
¿ qué será cuando, al ver que ya ha
venido, la semana de Dios me suene dentro?

(Fragmento del pregón pronunciado por D. Antonio
García Barbeito para la Semana Santa de Sevilla del año
2010)

Beatriz Gandulla