“Halloween
no es fiesta inocente, pues tiene un trasfondo de ocultismo y de otros tipos de
corrientes que dejan su huella de anticristianismo” Padre
Joan María Canals, director del Secretariado de la Comisión Episcopal de
Liturgia de la Conferencia Episcopal Española.
Halloween, contracción de All Hallows’ Eve, víspera de Todos
los Santos, es una fiesta que se celebra sobre todo en países anglosajones (es en EEUU donde es más popular tras ser llevada allí por los inmigrantes irlandeses).
Se trata de una celebración cada vez más extendida y distorsionada de sus
verdaderos orígenes, sobre todo por la expansión favorecida por el cine
americano,que ha llevado a que se celebre sin saber en realidad lo que se está
celebrando y a que muchos piensen que se trata de una mera fiesta de disfraces
infantil para conseguir golosinas.
En realidad, su origen lo encontramos unos 300 años antes de
Cristo en la celebración de la fiesta pagana celta del Samhain, que lejos de
ser una celebración festiva y alegre, se basaba en ritos que se
practicaban durante la noche y tenían
carácter purificador y religioso.
Los celtas, entre ellos los druidas, sacerdotes paganos
adoradores de los árboles, creían en la inmortalidad del alma que, según ellos,
volvía a su antiguo hogar a pedir alimentos, en la noche del 31 de octubre (fecha que coincidía con el otoño y la caída de las hojas, y que significaba el fin de la muerte y el inicio de una nueva vida con el cambio de estación)
En esta fecha, los muertos volvían a estar entre los vivos (se
creía también que los vivos podían
visitar el mundo de los muertos) y se hacían sacrificios humanos y de animales
en honor al dios Samhain, señor de la muerte, para ahuyentar a los malos espíritus,
que volvían del Más Allá.
Cuando los pueblos celtas se cristianizaron, no todos
renunciaron a sus costumbres paganas y la coincidencia cronológica con la
celebración cristiana de la festividad de Todos los Santos el 1 de noviembre, y
de los difuntos al día siguiente, hizo
que se mezclaran.
Si para los creyentes es la fiesta de Todos los Santos la
que tiene relevancia, fiesta en la que se celebra la fe en el futuro para los que esperan
y viven según el evangelio, también es fiesta sagrada para los grupos satánicos
que celebran en esos días sus ritos de iniciación, celebraciones religiosas en
la que privan de vida a seres inocentes en nombre de Satanás.
“(Los
cristianos) no lo saben, pero están celebrando con nosotros nuestra fiesta (…) y
nos encanta” (Palabras de una bruja publicadas en el diario
USA Today).
Si tenemos en cuenta todo esto, podemos entender que
disfrazarse de brujas, diablos, muertos, monstruos, vampiros y demás personajes
relacionados con el mal, no tiene nada de inocente... Por cierto, el origen de
dichos disfraces y del uso de máscaras horribles lo encontramos en la creencia
de que disfrazados así pudieran confundir a los malos espíritus y que así creyeran que ellos
también lo eran y no les hicieran daño….
Como cristianos, no podemos identificarnos con
una actividad en donde todos sus elementos hablan de terror, miedo y oscuridad,
todo ello contrario a los principios elementales de nuestra fe.
Por tanto, no olvidemos que LA IGLESIA CATÓLICA El 1 DE
NOVIEMBRE CELEBRA LA SANTIDAD DE DIOS EN LOS SANTOS, y recordemos a los que ya gozan de la presencia del Padre.
Beatriz
Gandulla